jueves, diciembre 30, 2010

Sin justicia, no existe la paz social.


Sin justicia, no existe la paz social.

Discurso pronunciado el 21 de Septiembre en la plaza central de la capital de la república de Guatemala, conmemorando el día internacional de la paz.

La paz social, es el resultado de la justicia, por lo tanto, si en nuestra sociedad no existe justicia, es muy difícil pensar que pueda existir la paz.

Valientes los constructores de la paz, porque los que construyen la paz, son dignos de admiración y respeto, en sociedades que se han transformado en miedo, sangre y descontrol, debido a la desesperación de los hombres por sus anhelos insatisfechos de justicia, paz y oportunidades de desarrollo humano, que dignifiquen su existencia en esta tierra, que den sentido y dirección a sus vidas, y que eventualmente puedan dar esperanza e inspiración de un mundo mejor y entendible en términos de amor, respeto y hermandad a futuras generaciones.

En este contexto, resulta altamente significativo el esfuerzo constante y permanente por llevar a la praxis aquel principio fundamental: no quieras para los demás, lo que no quieres para ti, que ha sido considerado como la regla de oro para un logro colectivo de la paz social.
Mientras dicho principio no sea asumido desde la individualidad sincera y honesta de cada niño, niña, joven y ciudadano guatemalteco, la paz social, puedo decir con certeza en base a mis acciones y propuestas para contribuir en la construcción de una nueva sociedad más fraterna y solidaria, la paz de la que tanto hablamos, seguirá siendo un mito, una idea e incluso un sueño.
Sin embargo, lo que la mente humana concibe como un simple sueño, como una utopía, un ideal o una fantasía, el corazón humano lo concibe como un sentimiento y emoción que desde el momento de la concepción, nos asegura la libertad eterna y pura, por lo tanto es absolutamente necesario creer con todas las fuerzas de nuestro ser, en nuestros propios sueños, ideas y esperanzas.

Un pueblo guatemalteco motivado e inspirado en la profunda convicción de que la vida continúa y que es el vivir lo que realmente nos hace afortunados y una vez que logremos descubrir más caminos donde también como guatemaltecos comprometidos podamos aportar y participar en los procesos inaplazables de la construcción de una verdadera paz, entonces y solo entonces, nuestros sueños y nuestros proyectos de merecer una coexistencia pacífica estarán mucho más cercanos para todos los que trabajamos cotidianamente por un estilo de vida familiar, comunitario y social más digno y más humano.

En este orden de ideas, es obvio, que los procesos de transformación hacia la justicia y la paz deben tener como punto de partida aquellas instancias socioculturales sobre las que descansa toda sociedad humana, tal el caso de la familia, el estado y de manera especial la escuela, es decir, la educación en sus múltiples expresiones, principalmente desde el ámbito popular, donde el pueblo desde sus contextos y realidades entienden cada uno que la educación como motor del desarrollo integral, no debe ser dictada, mucho menos impuesta, por los que siempre ganan y por los que se mueren de sed de poder, sino generada por las propias necesidades y expectativas populares.

Guatemala es inteligente, Guatemala es fuerte, Guatemala tiene derecho a progresar, a crecer y a ser libre, pero a su propio ritmo y desde su histórica y pujante identidad multicultural.

La construcción de una verdadera paz social sigue siendo una asignatura pendiente en el caso de Guatemala, pero si pretendemos alcanzarla alguna vez, es imperativo el concurso y participación consciente de todos y cada uno de los segmentos poblacionales que conformamos nuestra nación.
La exclusión y el egoísmo, no pueden ser jamás considerados normales, para la consecución de este gran ideal.

Hablar de paz y no hacer nada, es como forjar sueños estériles y ficticios. Guatemala es por naturaleza humana, un país hermoso, pero que ha sufrido, que ha derramado y derrama sangre por sus tierras y por sus calles, a pesar de la historia de guerra fratricida, de sistemas corruptos, de mentiras y demagogias, de pensadores y profetas falsos, a pesar de los pesares, Guatemala sigue en pie, y en pie de lucha, de una lucha de amor y confianza, porque no todos somos malos, hay guatemaltecos que han entregado la vida, sus sueños, sus ideales, su trabajo, a nuestra patria, a nuestra gente, a nuestra niñez y juventud, pero no para dañarla ni hacerla sentir pequeña, sino para edificarla y hacerla grande, fuerte y justa.

No podemos dejar en vano a los héroes y heroínas del pasado que lucharon energícamente en aras de la libertad, del desarrollo y de la paz. Más bien, retomar sus ideales libertarios y auténticamente democráticos, para retroalimentar en sus vidas y sus ideas, nuestros proyectos actuales de superación nacional y de justicia social.

Hoy, se celebra el día internacional de la paz, y dedico mis palabras como joven constructor de la misma, a los que han sido asesinados, desaparecidos, secuestrados, extorsionados, asaltados, en fin, víctimas todos de esa cultura de muerte y de violencia que está intentando destruir al mundo civilizado de nuestro tiempo.

Hoy permítanme parafrasear las hermosas palabras del Popol Vuh que me inspiran a luchar incansablemente en nombre de mi familia, de mi comunidad y de mi patria en la búsqueda de la paz social y del bien común: que todos se levanten, que nadie se quede atrás, pues la paz es una tarea que nos incluye a todos.

Guatemala es: sueños e ideas en acción.
Juan Pablo Romero Fuentes.
Los Patojos.

4 comentarios:

la niña del vestido azul dijo...

no se por que no tienes comentaris, escribes como yo quisiera hacerlo, desde ahora te sigo =)

Pablo Hernández M. dijo...
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Anónimo dijo...

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