jueves, septiembre 15, 2011

“La época de los gobiernos de fuerza ha terminado. Comprenderlo es deber ciudadano”.



Ahora estamos en procesos políticos sumamente importantes, formas de expresión social y manifestaciones colectivas sobre muchas maneras de ver y entender a Guatemala y sus realidades basadas en puras emociones, euforias, influencias, ignorancias sociales, políticas y culturales, presiones; en fin, mucho por sentir y analizar para que cada cuatro años en nuestra Guatemala se vayan desmoronando los principios éticos, de desarrollo, paz y esperanza que desde el 44 se han intentado proteger, promover y respetar. Al parecer, estamos condenados a no aprender de nuestros errores, a no conocernos ni conocer la historia política y social (por lo menos en parámetros generales o por chingar) de Guatemala.




Hoy mientras millones celebran las fiestas patrias, me tomo el tiempo de compartirles compañeros y compañeras, unos textos que me parecen interesantes para la lectura, análisis y reflexión. Espero sus comentarios y opiniones, y pues que les sirva para una lectura en esos minutos de relax o descanso (esa nigua) y que puedan generar algo en ustedes.



Los Fragmentos son sustraídos del libro “EL PRESIDENTE AREVALO Y EL RETORNO A BOLIVAR (Un panamericanismo revolucionario)” del Escritor Mexicano Pedro Álvarez Elizondo (gran amigo y biógrafo de Juan José Arévalo).




Entonces, sin más que escribir de mi parte, les comparto algunos cortos textos que son de mi agrado, de alta motivación e inspiración en todo sentido y que inevitablmente se han cnoveritdo en una gran influencia luego de haber completado la lectura del libro antes mencionado. Los discursos del grandioso ex presidente Juan José Arévalo durante su gobierno son nada más que una elegante manera de sentir que otra Guatemala pudo ser posible, y que sin más pretensión alguna, que la de ser un buen ciudadano, un hombre comprometido con sus ideales y convicciones, y después de haber sentido sus letras en mi ser, me hce pensar que otra Guatemala puede ser posible.



Un fuerte abrazo, y estamos siempre en movimiento.

1. Respecto a la dictadura de Ubico: Así Guatemala entró al siglo XX como un conglomerado social y una estructura estatual sin contenido político. Durante todo el siglo XX, Guatemala no ha sido ni liberal ni conservadora. Ha sido un pueblo inexpresado políticamente y gobernado por hombres vacíos ideológicamente.




2. Hemos vivido en el corazón de América como si estuviésemos en el corazón de África. Las fronteras de Guatemala han sido verdaderas murallas chinas para toda idea moderna, para todo influjo espiritual. De ahí que seamos el único país de América de donde se sigue creyendo que el liberalismo es algo vivo y que el conservatismo es un peligro.

3. Sobre el servilismo “Y hay que ver entonces el espectáculo que da esa masa de incapaces, cobardes e invertidos bajo el soplo arrollador de un discurso perfectamente lógico y hondamente retórico acerca de un hombre, de su César. El servilismo entonces, de condición baja, se sube espumante como la cerveza, y una ola de satisfacción, de dicha, de triunfo se estampa en las caras del rebaño.”

4. Sobre la Cultura: Entendemos por cultura, -sin ánimo de presentar aquí posturas definitivas- la espontánea y pareja floración de los sentimientos populares que llegan en su libre poder genésico hasta desembocar en formas artísticas de claros tintes colectivos y de evidente filiación nacional; la espontánea y pareja formación intelectual de las masas que en lento ascenso consiguen superar a sus antecesores individuales y colectivos; la espontánea y pareja actividad de las familias, de los grupos, de los centros de educación popular y de los educadores de toda especie, que en concurso fervoroso vuelven sus ojos a las jóvenes generaciones para hacerlas partícipes de los bienes espirituales de que goza ya la colectividad, iniciándolos en su propia actividad creadora; la espontánea y pareja actividad de los centros de cultura superior… entendemos pues, por cultura, cierta atmósfera de dignidad colectiva, material y espiritual, que no aparece como obra de un trabajador individual, no está al servicio de ningún gobierno, no es patrimonio de ninguna clase social ni está, por eso mismo, supeditada a las alternativas del acaso político o económico. La cultura, por eso, es una fuerza social en marcha, anterior, superior, posterior al individuo, fuerza social que sirve de base y de fondo a todas las contribuciones individuales, y cuya trayectoria se reconoce como una perpetua elevación de nivel en la vida de los pueblos.





Gobiernos fuertes y gobiernos débiles.

“Es misión primordial en una campaña cívica llevar a la conciencia de gobernantes y gobernados el concepto claro de lo que debe entenderse por fortaleza o debilidad de los gobiernos.

“Por de pronto conviene distinguir entre “gobiernos de fuerza” y “gobiernos fuertes”. Los gobiernos de fuerza son aquellos que por hallarse fuera de la Ley, fuera de la moral y fuera del corazón de su pueblo, se ven precisados a imponerse materialmente, fortaleciendo por imperio de las armas una situación tambaleante. Un gobierno de fuerza es por eso, siempre, un gobierno débil. Es un gobierno que sabe que carece de asidero en la conciencia y en la simpatía del pueblo: es un gobierno que se sabe condenado a caer. Pero es además un gobierno que sabiendo eso, se propone retener las altas posiciones que las leyes exigen entregar a los representantes legítimos del pueblo.

“Gobierno fuerte” por el contrario, es aquel que ha nacido de la voluntad popular, aquel gobierno que cuenta con su pueblo para todas las emergencias. Un gobierno fuerte es siempre un gobierno de paz, de trabajo, de prosperidad material y espiritual, porque solamente dentro de la Ley, dentro de la moral y dentro del corazón de su pueblo puede hallar un gobierno la fortaleza invisible pero invulnerable que se necesita para conducir dentro de determinado período los destinos de una nación.

“Gobierno fuerte es aquel en el cual todas las fuerzas vivas de la república se entregan confiadamente a su misión específica, incluyendo el ejército que tiene una altísima misión dentro de nuestros sistemas democráticos: la preparación de la juventud para los duros menesteres de la guerra, siempre posible en nuestro mundo lleno de incomprensión. En cambio, un gobierno de fuerza altera fundamentalmente la economía del país, porque todas las fuerzas vivas de la nación se organizan en un sistema defensivo negativo, a veces agresivo, para eludir o para rechazar la violencia de los que mandan; y en un tal sistema de gobierno, el ejército tiene el más penoso de los papeles, como es el ahogamiento de las expresiones populares y la defensa siempre sangrienta de un grupo obcecado de hombres.

Un gobierno fuerte es precisamente lo que Guatemala necesita. Un gobierno emanado de la libre voluntad de su pueblo. Un gobierno que se sienta consolidado por la simpatía y el aplauso de la conciencia activa de la nación. Un gobierno que deje el ejército en el cabal y hermoso desempeño de su misión civilizadora, y no lo enfrente al pueblo como enemigo del pueblo, como instrumento de opresión de una masa noble, generosa y trabajadora, como es el pueblo de Guatemala.

“La época de los gobiernos de fuerza ha terminado. Comprenderlo es deber ciudadano”.





Democracia quiere decir unificación moral y afectiva.








“...personalmente sustento la tesis de que no puede ser digna una nación mientras la mayoría de los habitantes no lleven una vida digna en lo psicológico, en lo social y en lo económico. Y el problema psicológico, social y económico de Guatemala es un problema de mayorías, un problema de millones de hombres y mujeres, y no un problema de minorías”.







“He aquí el pecado mayor de nuestra democracia: la insinceridad para consigo misma, la infidelidad para consigo misma.”







La Revolución de Octubre de 1944 se hizo con ideas guatemaltecas, con el dolor de nuestros sufrimientos guatemaltecos, con centavos guatemaltecos, con armas y con pólvora de nuestros cuarteles. Es un movimiento perfectamente nacional que no tuvo conexión umbilical con los problemas internacionales ni mucho menos con teorías políticas de ultramar.







La democracia es la organización de todas las clases sociales de un país, armonizadas por leyes generosas que le dan a cada una su valor y su lugar en el desarrollo económico y cultural. Cada clase social dentro de la democracia tiene los derechos que le corresponden por la función económica y cultural que desempeñe en la nación. El concepto de libertad, de una libertad condicionada por los altos valores espirituales que dirigen a una nación y por las visibles necesidades materiales y económicos de todos, es el concepto rector entre la democracia… todas las dimensiones de sus problemas económicos y culturales pueden ser enfocadas en Guatemala con base en nuestra economía y si perder de vista los destinos históricos de la República. Eso es lo que nos enseñó el transformador de la democracia Franklin Delano Roosevelt. El nos enseñó que no hay necesidad de cancelar el concepto de libertad al sistema democrático para insuflarle simultáneamente un espíritu socialista. Por él sabemos que el concepto de libertad es perfectamente compatible con el concepto de organización colectiva. Por él sabemos también que no puede haber grandeza nacional si no hay un nuevo tratamiento para los trabajadores, para los campesinos, para los soldados, para los niños, para los débiles.


Hasta la próxima.



Juan Pablo Romero Fuentes.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Inspirada por el mes de la revolucion, hoy estuve leyendo un poco mas sobre el gobierno de Juan Jose Arevalo y sus discursos de esa epoca... se me salieron las lagrimas al leer su pasion, su entrega, que gran hombre! Me hace añorar regresar a una epoca que no vivi... ojala y en el futuro podamos establecer algo similar. Abrazos~

El Canto del Último dijo...

Que viva el Arevalismo!